Mito griego de Mormo

Mormo (griego antiguo: Μορμώ, Μορμών) es uno de los vampiros más extraños que aparecen en los mitos griegos. Según los escritos de Aristófanes, se señala como compañero de Hécate, reina de los Fantasmas y diosa de la hechicería.

Juntos engendraron a la abominable Empusa, una vampiresa parecida a Lamia.

Conforme su historia se fue propagando, también se fue pervirtiendo, y terminó usándose como un espanta niños, una figura horrenda que las madres y niñeras utilizaban para amedrentar a los niños mal portados en Grecia. Así fue a parar a los cuentos populares como un personaje vulgar parecido al hombre del saco.

Su relación con el vampirismo tiene como base su familia, Hecate y Empusa, eran vampiras, asi como lo fue él, y, además, Mormo disfrutaba morder a los niños malos.

Otro relato donde se menciona a Mormo es en la Alexiada, durante la época bizantina, aquí se le hizo responsable de robar los niños a nombre la reina Lestrigones que fue privada de sus hijos.

En la edad media, las cosas para Mormo no resultaron muy bien, pues para entonces ya se había convertido en una entidad menor, un repugnante insignificante ser cuyo mayor esfuerzo por alimentarse consistía en rasgar la piel de las personas que dormían, y alimentarse lamiendo la sangre que brotaba de esas pequeñas heridas. En este tiempo también surgió la idea de que se le podía ahuyentar pisando su sombra.

Finalmente, el honor de la criatura fue reivindicado gracias a Antón LaVey y su Biblia Satánica, quien le diera a Mormo el titulo de el Señor de los Ghouls, rey de los espíritus antropófagos y amante de la terrorífica Hécate, devolviéndole asi el honor que merecía su estirpe vampírica.

Aunque en la actualidad no es una monstruo muy reconocido, en la antigüedad tuvo verdaderos momentos de gloria.

Fuente: Mitos Griegos famosos cortos